ESPEJOS: LAS CLAVES

Útil para agrandar visualmente el espacio e iluminar, pero a veces no lo usamos bien.

El espejo es aceptado en cualquier habitación. A la entrada para mirar si vamos bien, en el dormitorio o el baño mientras nos vestimos o maquillamos, en el salón, sobre una cómoda o aparador. Sobre la pared es más que un cuadro.

Aunque el Feng-shui ya no esté de moda, hay creencias que sugieren estudiar el mapa energético de la vivienda. Los maestros determinaron por alguna razón, en mi opinión más lógica que mística, que no se deben poner espejos enfrentados entre sí o hacia una puerta o ventana, porque es por donde entra la energía -la luz- entra, rebota y sale. Tampoco frente a la cama porque el reflejo perturba el descanso. Pero son muy útiles en pasillos y vestíbulos, aunque si son estrechos y largos puede convertir la energía en negativa (sensación de tubo, sombras extrañas).

Una prohibición. Hay multitud de formas de espejo:
de estrella, de flor, de churrete, de pepinillo en vinagre… mil formas: Prohibidos totalmente.
Son horteras, recargan y cansan.

 Diferente es un espejo redondo, un sol dorado antiguo, o un triptico.

Un espejo debe ser algo liviano, sutil, fino y femenino. Sobretodo hay que saber controlarse.
Con o sin marco. Moderno o clásico. Son elementos clave.
Mejor uno que dos. Mejor dos que tres. La pared llena no.
En la sencillez está el gusto.