Tardes de batamanta y té.
Enrroscada como una bola de lana. Pies descalzos en la
alfombra. Suave.
Cierto pelo y terciopelo en el sofá. Aunque el invierno no
arranca del todo.
La boca se hace agua cuando pienso en la siesta.
Crochet al cuello. Cojines y mantas
movedizas en el dormitorio.
Ibuprofeno es mi desfibrilador.
Cuánta delicadeza y calidez desprenden las alfombras. Para mí, un espacio no está completamente terminado hasta que no se han puesto las alfombras, incluso en verano. Me encanta la primera imagen
ResponderEliminarUn abrazo
Fran
A mi me encantan las de pelo y blancas. Bonitas fotos.
ResponderEliminarllevas unas cuantas entradas que me das miedo.... parece que me observaras aquí en casa, buscando mantas y alfombras para vestir mi cuarto..... dime.... por donde me ves????
ResponderEliminarBesos